Bates, Guantes y Pelotas

En esos años la televisión era en blanco y negro; en el Caribe ya Fidel Castro se había hecho con el poder y la caída de Cuba en el comunismo era inevitable; en Estados Unidos solo unos días restaban para atestiguar los comicios presidenciales más estrechos de su historia, mientras en Inglaterra indetenible era el ascenso de los Beatles en Liverpool.  Ese corto pero agitado espacio de tiempo transcurrido entre el 5 y el 13 de octubre, esa generación de amantes del Rey de los Deportes se deleitó con una de las Series Mundiales más icónicas que se haya desarrollado. En este 2020 ya son 60 años de aquel Clásico de octubre del 60, entre Yanquis de Nueva York y Piratas de Pittsburgh, donde los primeros poseían una contundente amplitud de favoritismo gracias a su gran poder al bate, con Mickey Mantle, Roger Maris, Bill Skowron y Bobby Richardson como principales cañoneros del legendario Casey Stengel. Aunque menos favoritos, los Piratas contaban con un excelente grupo dirigido por Danny Murt

  La temporada 2020 representaba, y lo sigue siendo, un reto enorme para los Astros de Houston por todo lo acontecido en el año de su único título de Serie Mundial, el oscuro episodio del robo de señas. Tras una ronda regular plagadas de lesiones y ausencias de figuras de renombre en su esquema (como JustinVerlander , Yordan Álvarez y Roberto Osuna por mencionar tres nombres) el desempeño de los siderales dejó mucho que desear al lograr avanzar a la postemporada con marca negativa de 29-31, para ser junto con los Cerveceros (29-31), los primeros en llegar a octubre con más juegos perdidos que ganados. Pero desde el inicio de este torneo, Houston como organización ha procedido de manera adecuada, en especial por haber nombrado a Dusty Baker como su estratega, sin dudas el personaje idóneo para tomar las riendas, por ser conocido como uno de los dirigentes más motivadores en el mundo de las Grandes Ligas. Para algunos los Astros no tenían posibilidades reales de llegar lejos en

Las Series Divisionales 2020 de la Liga Americana pintan para ser muy emocionantes, al punto de echar chispas porque estos enfrentamientos medirán a equipos de las mismas divisiones del Joven Circuito, Yankees y Rays en el este, Astros y Atléticos en el oeste. Pero en estas líneas las dedicaremos primero a Nueva York y Tampa Bay. En los cuatro años previos, el dominio de los Mulos sobre los floridianos fue evidente hasta esta campaña. Entre 2016 y 2019, el equipo de Gleyber Torres ganó esta serie 45-31, con marca en casa de 29-10 y de 16-21 de visita. Esa situación dio un giro de 180° este año, cuando Tampa voltea la tortilla para llevarse la serie 8-2, con récord de 5-2 como local y marca de 3-0 en Yankee Stadium . Desde ya, entre ellos se vive un ambiente de hostilidad, beligerancia basada en los sucesos del pasado 2 de septiembre, tras un meteórico envío alto lanzado por Aroldis Chapman , que por poco llegaba a la cabeza de Michael Brosseau. Y como antesala candente, la

  El mayor aporte que ha traído la administración encabezada por Derek Jeter a los Marlins de Miami va más allá de los movimientos gerenciales netamente deportivos; se trata de una sustancia que no es palpable sino que se siente en el ambiente y se denota en el terreno de juego. Se trata de algo tan relevante que siquiera el valor de altas sumas de dinero, en muchas ocasiones, no puede comprar: Cultura ganadora. Ese pequeño detalle, que pesa como el plomo (y no se entienda esto como una carga o hándicap) define no solo su temporada 2020, define en lo que se ha convertido esta organización luego de una necesaria metamorfosis tras años de frustraciones acumuladas. Esta nueva cultura marca la pauta en la actitud de los Marlins y esto se aprecia con resultados en el terreno de juego. En el careo ante los Cachorros de Chicago, se midieron dos nóminas diametralmente opuestas, ambivalentes del todo: los 56 millones de Miami retaron y dejaron fuera a los 181 millones de los   Cachorr