Babe Ruth, la “Maldición” y la extraordinaria coincidencia numérica



La pausa preventiva tomada por las Grandes Ligas debido a la pandemia del Coronavirus, ha paralizado el Spring Training y atrasado el inicio de la temporada 2020. Esto no significa que se detenga el interés de nuestra inquieta mente por escribir acerca del mejor béisbol del mundo.

Este 13 de marzo fue el cumpleaños número 41 de Johan Santana, ese extraordinario lanzador zurdo merideño que en el apogeo de sus condiciones se erigió como el lanzador más dominante del Big Show, condición reconocida con la obtención de dos premios Cy Young en las temporadas 2004 y 2006, algo sin precedentes para la expedición venezolana en las Mayores.

Al rememorar ese torneo del 2004 y revisar en los archivos de mi memoria, encontré un detalle del que me enteré a través de redes sociales hace unos cinco años, y que aun hoy no deja de sorprenderme por todo lo que implica, por lo extrañamente curioso que resulta.

Muchos son los temas, por no decir infinitos, de los que se puede hablar sobre las Grandes Ligas, pasando incluso por temas tan atípicos que algunos de ellos pudiesen hasta coquetear con ser inverosímiles.

La mencionada temporada, bien implique o no ser aficionado de los Medias Rojas de Boston, es una de las más inolvidables del Big Show. Como podemos recordar ese año los patirrojos pusieron fin a la extensa y sufrida sequía de 86 años sin poder proclamarse campeones de la Serie Mundial, período conocido en el ámbito de la pelota como la “Maldición del Bambino”, y para comprenderlo un poco mejor contextualicemos el panorama.

Entre 1903 y 1918 el equipo del estado de Massachusetts fue el número uno en la élite del naciente formato de Grandes Ligas, en el que convergen los elencos de la Liga Nacional y la Liga Americana. Durante ese tiempo la ciudad de Boston celebró el título de campeones en cinco oportunidades, más que ningún otro oponente, además ganó tres torneos en cuatro temporada entre 1915 y 1918, contando con la decidida intervención de un esbelto y efectivo lanzador que de manera acelerada se convertía en uno de los mejores bateadores del juego, se trataba de George German Ruth Jr, el “Babe”.

Pero la idílica era concluyó con la temporada de 1919, pues el 26 de diciembre de ese año Ruth fue vendido a uno de los equipos de menor prestigio de aquella edad, Yankees de Nueva York.

La decisión no fue bien recibida por la afición pues a pesar de que los Medias Rojas eran un equipo muy integral, completo y fuerte, el fornido Ruth era parte esencial de su esquema; pero lo que realmente causaba más rechazo era el motivo del entonces propietario Harry Frazee: obtener el capital que necesitaba para financiar los costos de producción de la obra de Broadway, “No, no Nanette”.

Ese quizás fue el punto de inflexión de mayor impacto en la historia del juego. En Nueva York Babe Ruth completó su transición como el mejor bateador de su tiempo, uno de los mejores de la historia, y transformó a los Yankees en la franquicia más exitosa del deporte mundial, dando con todo esto forma y fondo tanto a la leyenda del Bambino en el Bronx, como a la llamada maldición en Boston.

¿Pero por qué ser tan drásticos y calificarla así? Por los resultados deportivos posteriores.

Desde su arribo a la Gran Manzana, para Ruth y los Yankees se hizo costumbre completar temporadas fantásticas y llegar con regularidad a la Serie Mundial para ganarla; en contraposición, justo después de la venta en Boston se hizo cuesta arriba tener campañas ganadoras, siendo más difícil llegar al Clásico de octubre y más aun poder ganarlo.

Tan complicadas resultaron las cosas, que los Medias Rojas desde su victoria en 1918, no regresaron a la Serie Mundial sino hasta 1946 para caer en siete juegos ante Cardenales de San Luis, y en lo que restó del siglo XX solo disputaron la instancia final en 1967, 1975 y 1986.

Aquí parafrasearemos una de las líneas de la película “Fever Pitch”, pues en las Series de 1975 y 1986, Boston hizo del perder todo un arte, especialmente en la disputa ante los Mets, cuando en extrainnigs, estando arriba en la pizarra por dos carreras, a un solo strike de alzar el trofeo, de manera increíble este se les escurrió de las manos que parecían bañadas en teflón. 



En esencia de eso trató la “Maldición del Bambino”, de la gran dificultad de los Medias Rojas para poder llegar a la Serie Mundial y la manera tan estrepitosa en que perdieron las pocas veces que pudieron asistir; pero todo eso tuvo su ansiado punto final el miércoles 27 de octubre de 2004, fecha fija en los anales históricos del deporte.

Tras revertir la llamada "Maldición" revisemos algunos datos alrededor del principal personaje de toda esta narrativa.

George German Ruth Jr falleció el 16 de agosto de 1948 a los 53 años de edad. Como jugador destacó siempre con el número 3 en su espalda.

¿Saben cuál es el resultado de sumar los números 1948, 53 y 3? ¡PUES 2004!, el mismo año en que los Medias Rojas volvieron a ser campeones, si esto no es sorprendente ¿entonces qué lo es?. 

Créanme que mucho he ponderado contactar a un reputado matemático para que indague en las probabilidades de que esto ocurriera; a simple vista la posibilidad debe ser una entre una cifra bastante extensa en números.

Muy conocida es la frase “de que vuelan, vuelan”; y esta asombrosa coincidencia alrededor de la “Maldición del Bambino” y los Medias Rojas de Boston definitivamente es una de las más impactantes en el mundo de los Bates, Guantes y Pelotas.

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