Aquel 1948 de los Indios de Cleveland
A propósito del cambio que este
jueves 7 de enero envía al lanzador venezolano Carlos Carrasco y al campocorto
puertorriqueño Francisco Lindor a Mets de Nueva York procedentes de Indios de
Cleveland, muchos seguidores de este elenco, e incluso no seguidores, pueden
interpretar el movimiento como el izamiento de una bandera blanca por parte de
la organización, que esta nuevamente estaría por iniciar un proceso de
restructuración.
Eso es tema para otras líneas, unas
muy distintas a las que queremos desenvolver desde este punto.
En este al que queremos referirnos,
en carácter de cronistas, es a ese año enumerado como 1948, tiempo en el que
precisamente Indios de Cleveland obtuvo su segundo y el que es hasta ahora, su
último título como campeones del mejor beisbol del mundo.
De 1948 a la fecha son 72 largos
años sin ver a linda, y para la consecuente afición de la Tribu, lo que desde
2016 echa más sal a la herida, es que eso los convierte en el elenco con más
tiempo (en estos momentos) sin volver a alzar el trofeo de la Serie Mundial.
Eso sin mencionar que en el
propio 2016, Indios perdió de manera increíble el Clásico de Otoño
desperdiciando una envidiable ventaja en la serie de 3-1 sobre Cachorros de
Chicago.
Pero volvamos a 1948, año en que
los Indios de esa generación dominaron la Liga Americana con 97 por 58 derrotas
para finalizar primeros en el circuito (en ese tiempo no existían las
divisiones), tras una dura lucha con Medias Rojas de Boston y Yanquis de Nueva
York que quedaron atrás a un y dos juegos de distancia respectivamente.
Esa fue una campaña muy positiva
para Cleveland, teniendo un solo mes con marca negativa (julio, 14-15),
logrando un gran remate en agosto (22-12) y septiembre (20-6).
Muchas cosas fueron positivas
para los Indios ese año, entre ellas la actuación de su estelar campocorto, Lou
Boudreau, quien fue designado el Jugador Más Valioso del Nuevo Circuito tras
ligar .355 puntos de average (560-116) con 18 vuelacercas, 106 carreras
impulsadas, 116 anotadas, 34 dobles, 6 triples, OBP de .453, .534 de SLG, .987
en OPS, 10.3 en war y lo más impresionante, ¡solo se ponchó en nueve turnos!
Pero no solo Boudreau aportó para
la causa del elenco de Ohio, esto fue un trabajo grupal en el que fue
determinante el aporte de hombres como Joe Gordon (126 empujadas 6to en la
Americana), y Ken Keltner (119 remolques).
Además el pitcheo de Cleveland
fue de los más estables del circuito con brazos como los de Bob Lemon (20-14,
2.82 efectividad, solo tres wild pitch), Gene Bearden (20-7, 2.43 con cinco
wild pitch) y Russ Christopher con 17 juegos salvados, una cifra tan elevada para
los estándares de ese tiempo que de hecho, fue colíder de su liga.
Basados en parte de los números
arriba reflejados vemos que este equipo era especial, de esos que no mojan pero
empapan, de los que saben encontrar la manera de ganar juegos de pelota, una
piedrita en el zapato dicho en criollo.
A esa generación de Indios les
tocó medirse en la Serie Mundial a los otros aborígenes de las Grandes Ligas, Bravos
de Boston en aquel entonces.
Ese tampoco era un mal conjunto,
que aunque en la ronda regular tuvo una victoria menos que su contraparte, ganó
la Liga Nacional con más ventaja, 5 ½ y 6 ½ sobre Cardenales y Dodgers
respectivamente.
Aun así, en aspectos meramente
estadísticos fueron inferiores a los Indios, pues su máxima arma, el lanzador Johnny
Sain sumó 8.6 de war estructurado en esencia en su marca de 24-15, 2.60 de
efectividad.
El enfrentamiento
Llegada la Serie Mundial, el
primer juego se desarrolló en la choza de los Bravos, el Braves Field y Sain
pintó de blanco a los Indios; sin embargo estos respondieron rápidamente y
amparados en contundentes labores monticulares se llevaron los tres siguientes
juegos del careo.
En dos de esas tres victorias, el
aporte de Boudreau, aunque mínimo (dos remolques) fue muy importante por lo ajustados
de los marcadores 4-1, 2-0 y 2-1.
Lástima, verdadera lástima que
los de Cleveland no lograron hilvanar ese cuarto triunfo al hilo porque de
hacerlo, se hubiesen llevado el título en casa, ante su gente.
Empero, la Tribu de Ohio mantuvo
el enfoque en territorio enemigo y logró contener una intentona reaccionaria de
los Bravos en las postrimerías del juego.
En esa novena entrada, luego de
dos outs, Tommy Holmes la elevó al jardinero izquierdo Bob Kennedy para asegurar
el triunfo y con ello el título de Indios de Cleveland en la Serie Mundial de
1948.
En la actualidad, muy pero muy
pocos deben ser los aficionados que aún viven, recuerdan y añoran ese gran año
1948. Ya van 72 sin poder volver a ser campeones y en Cleveland todavía se
preguntan, cuánto tiempo más transcurrirá para ser de nuevos los monarcas de
las Mayores, el máximo escenario en el mundo de los Bates, Guantes y Pelotas.
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